Departamento de Lengua Castellana y Literatura

Información y comentarios del Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES La Jarcia de Puerto Real-Cádiz (España)

24 junio 2008

Manifiesto en defensa de la Lengua común de todos los españoles

Desde hace algunos años hay crecientes razones para preocuparse en nuestro país por la situación institucional de la lengua castellana, la única lengua juntamente oficial y común de todos los ciudadanos españoles. Desde luego, no se trata de una desazón meramente cultural -nuestro idioma goza de una pujanza envidiable y creciente en el mundo entero, sólo superada por el chino y el inglés- sino de una inquietud estrictamente política: se refiere a su papel como lengua principal de comunicación democrática en este país, así como de los derechos educativos y cívicos de quienes la tienen como lengua materna o la eligen con todo derecho como vehículo preferente de expresión, comprensión y comunicación.

Como punto de partida, establezcamos una serie de premisas:
1. Todas las lenguas oficiales en el Estado son igualmente españolas y merecedoras de protección institucional como patrimonio compartido, pero sólo una de ellas es común a todos, oficial en todo el territorio nacional y por tanto sólo una de ellas -el castellano- goza del deber constitucional de ser conocida y de la presunción consecuente de que todos la conocen. Es decir, hay una asimetría entre las lenguas españolas oficiales, lo cual no implica injusticia (?) de ningún tipo porque en España hay diversas realidades culturales pero sólo una de ellas es universalmente oficial en nuestro Estado democrático. Y contar con una lengua política común es una enorme riqueza para la democracia, aún más si se trata de una lengua de tanto arraigo histórico en todo el país y de tanta vigencia en el mundo entero como el castellano.
2. Son los ciudadanos quienes tienen derechos lingüísticos, no los territorios ni mucho menos las lenguas mismas. O sea: los ciudadanos que hablan cualquiera de las lenguas cooficiales tienen derecho a recibir educación y ser atendidos por la administración en ella, pero las lenguas no tienen el derecho de conseguir coactivamente hablantes ni a imponerse como prioritarias en educación, información, rotulación, instituciones, etc... en detrimento del castellano (y mucho menos se puede llamar a semejante atropello «normalización lingüística»).
3. En las comunidades bilingües es un deseo encomiable aspirar a que todos los ciudadanos lleguen a conocer bien la lengua cooficial, junto a la obligación de conocer la común del país (que también es la común dentro de esa comunidad, no lo olvidemos). Pero tal aspiración puede ser solamente estimulada, no impuesta. Es lógico suponer que siempre habrá muchos ciudadanos que prefieran desarrollar su vida cotidiana y profesional en castellano, conociendo sólo de la lengua autonómica lo suficiente para convivir cortésmente con los demás y disfrutar en lo posible de las manifestaciones culturales en ella. Que ciertas autoridades autonómicas anhelen como ideal lograr un máximo techo competencial bilingüe no justifica decretar la lengua autonómica como vehículo exclusivo ni primordial de educación o de relaciones con la Administración pública. Conviene recordar que este tipo de imposiciones abusivas daña especialmente las posibilidades laborales o sociales de los más desfavorecidos, recortando sus alternativas y su movilidad.
4. Ciertamente, el artículo tercero, apartado 3, de la Constitución establece que «las distintas modalidades lingüísticas de España son un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección». Nada cabe objetar a esta disposición tan generosa como justa, proclamada para acabar con las prohibiciones y restricciones que padecían esas lenguas. Cumplido sobradamente hoy tal objetivo, sería un fraude constitucional y una auténtica felonía utilizar tal artículo para justificar la discriminación, marginación o minusvaloración de los ciudadanos monolingües en castellano en alguna de las formas antes indicadas.
Por consiguiente los abajo firmantes solicitamos del Parlamento español una normativa legal del rango adecuado (que en su caso puede exigir una modificación constitucional y de algunos estatutos autonómicos) para fijar inequívocamente los siguientes puntos:
1. La lengua castellana es COMUN Y OFICIAL a todo el territorio nacional, siendo la única cuya comprensión puede serle supuesta a cualquier efecto a todos los ciudadanos españoles.
2. Todos los ciudadanos que lo deseen tienen DERECHO A SER EDUCADOS en lengua castellana, sea cual fuere su lengua materna. Las lenguas cooficiales autonómicas deben figurar en los planes de estudio de sus respectivas comunidades en diversos grados de oferta, pero nunca como lengua vehicular exclusiva. En cualquier caso, siempre debe quedar garantizado a todos los alumnos el conocimiento final de la lengua común.
3. En las autonomías bilingües, cualquier ciudadano español tiene derecho a ser ATENDIDO INSTITUCIONALMENTE EN LAS DOS LENGUAS OFICIALES. Lo cual implica que en los centros oficiales habrá siempre personal capacitado para ello, no que todo funcionario deba tener tal capacitación. En locales y negocios públicos no oficiales, la relación con la clientela en una o ambas lenguas será discrecional.
4. LA ROTULACION DE LOS EDIFICIOS OFICIALES Y DE LAS VIAS PUBLICAS, las comunicaciones administrativas, la información a la ciudadanía, etc... en dichas comunidades (o en sus zonas calificadas de bilingües) es recomendable que sean bilingües pero en todo caso nunca podrán expresarse únicamente en la lengua autonómica.
5. LOS REPRESENTANTES POLITICOS, tanto de la administración central como de las autonómicas, utilizarán habitualmente en sus funciones institucionales de alcance estatal la lengua castellana lo mismo dentro de España que en el extranjero, salvo en determinadas ocasiones características. En los parlamentos autonómicos bilingües podrán emplear indistintamente, como es natural, cualquiera de las dos lenguas oficiales.
Firmado por Mario Vargas Llosa, José Antonio Marina, Aurelio Arteta, Félix de Azúa, Albert Boadella, Carlos Castilla del Pino, Luis Alberto de Cuenca, Arcadi Espada, Alberto González Troyano, Antonio Lastra, Carmen Iglesias, Carlos Martínez Gorriarán, José Luis Pardo, Alvaro Pombo, Ramón Rodríguez, José Mª Ruiz Soroa, Fernando Savater y Fernando Sosa Wagner.

15 junio 2008

MÁS SOBRE SEXO

MÁS SOBRE SEXO

Está resultando cada vez más preocupante la frivolidad con que se trata a nuestra Lengua, sobre todo en determinados ambientes y escenarios que tienen una resonancia entre el público en general cuyas consecuencias no valoramos a menudo con la necesaria prudencia.
Viene a cuento este comentario por la ligereza con que se aborda la cuestión de la Igualdad de sexos sobre todo en lo que afecta a nuestra Gramática.
En una ocasión anterior reproduje un artículo del Profesor Bosque de la Universidad Complutense y Académico de la Lengua sobre este asunto, pero ante las recientes manifestaciones de algunos políticos y personajes públicos me animo a insistir sobre el tema a modo de catarsis personal.
En primer lugar quiero mostrar mi desacuerdo total con términos como “Diferencias de género” o “Violencia de género”. En mi humilde opinión se trata de “Diferencia de sexos” o “Violencia de sexo” que, por otra parte, no es lo mismo que “violencia sexual”. Quizás por reminiscencias mojigatas en tratar las cuestiones de sexo cuando esto era algo tabú, se ha sustituido alegremente este término por “género” provocando una situación de confusión que no debería haberse producido.
El “género” es una cuestión puramente gramatical que responde a la naturaleza del sujeto, pero no debemos olvidar que la existencia del sujeto es anterior a la invención de la Lengua y de sus normas gramaticales. Es decir, existe el género masculino, el femenino y el neutro porque anteriormente ya existían seres machos, hembras y objetos o conceptos sin sexo definido. En todas las lenguas de origen indoeuropeo podemos encontrar estos tres géneros. En nuestra Lengua, además, disponemos de los nombres “ambiguos” para designar a objetos inanimados que admiten el masculino y el femenino (El mar, La mar); o los nombres “epicenos” para designar a seres animados que admiten los dos géneros (El pianista, La pianista). Incluso, en muchos casos, disponemos de nombres totalmente distintos para diferenciar los dos géneros (El hombre, La mujer).
Por otra parte es erróneo decir que sólo el masculino no excluye al femenino, lo que despierta no pocas susceptibilidades, puesto que también se nos da el caso contrario, es decir, que el femenino no excluye al masculino (Las personas, la Humanidad, Las criaturas).
En cualquier caso, todas estas cuestiones se refieren al “género” gramatical y no veo el motivo de que sean causa para definir a la Lengua como “sexista”, “machista” o “feminista”. Como decía el Profesor Bosque en su artículo, estas actitudes, contra las que debemos luchar, se dan en la sociedad pero no por razones que puedan atribuirse a la Lengua.
En consecuencia me parece absolutamente ridículo el desdoble redundante de géneros que sufrimos en muchos discursos políticos, o la aparición de términos forzados como “miembra”, y mucho más grave que se pretenda obligar a la RAE a admitir estos términos en un alarde de feminismo que me parece totalmente artificial. Y no digo nada del aberrante empleo del signo @ en la escritura como aglutinante de los dos géneros.
Espero que en el futuro no tengamos que llegar a hablar de “las personas y los personos”, o “las criaturas y los criaturos”. O ponerle a “La feria del Caballo” de Jerez “La feria del Caballo y de la Yegua”, o … ¿Estaría mejor de la Caballa?, claro que entonces tendríamos que añadirle la “piriñaca”.
En fin, trabajemos por la Igualdad entre hombres y mujeres, pero hagámoslo dignamente y huyamos de hacer el ridículo. ¿ O es que la Historia y las Glorias de nuestra Lengua no son suficientes para que la respetemos?
En otra ocasión hablaremos del “sexo de los ángeles”.

14 enero 2008

¿Qué me dicen ustedes?

Julio, permíteme plagiar un poco tu e-mail, please!!

Permitidme tutearos, imbéciles

Cuadrilla de golfos apandadores, unos y otros. Refraneros casticistas analfabetos de la derecha. Demagogos iletrados de la izquierda. Presidente de este Gobierno. Ex presidente del otro. Jefe de la patética oposición. Secretarios generales de partidos nacionales o de partidos autonómicos. Ministros y ex ministros –aquí matizaré ministros y ministras- de la Educación y Cultura. Consejeros varios. Etcétera.
No quiero que acabe el mes sin mentaros –el tuteo es deliberado- a la madre. Y me refiero a la madre de todos cuantos habéis tenido en vuestras manos infames la enseñanza pública en los últimos veinte o treinta años. De cuantos hacéis posible que este autocomplaciente país de mierda sea un país de más mierda todavía. De vosotros, torpes irresponsables, que extirpasteis de las aulas el Latín, el Griego, la Historia, la Literatura, la Geografía, el análisis inteligente, la capacidad de leer y por tanto la de comprender el mundo, ciencias incluidas. De quienes, por incompetencia y desvergüenza, sois culpables de que España figure entre los países más incultos de Europa, nuestros jóvenes carezcan de comprensión lectora, los colegios privados se distancien cada vez más de los públicos en calidad de enseñanza, y los alumnos estén por debajo de la media en todas las materias evaluadas.
Pero lo peor no es eso. Lo que me hace hervir la sangre es vuestra arrogante impunidad, vuestra ausencia de autocrítica y vuestra cateta contumacia. Aquí, como de costumbre, nadie asume la culpa de nada. Hace menos de un mes, al publicarse los desoladores datos del informe Pisa 2006, a los meapilas del Pepé les faltó tiempo para echar la culpa de todo a la Logse de Maravall y Solana –que, es cierto, deberán ser ahorcados tras un juicio de Nuremberg cultural- pasando por alto que durante dos legislaturas, o sea, ocho años de posterior gobierno, el amigo Ansar y sus secuaces se estuvieron tocando literalmente la flor en materia de Educación, destrozando la enseñanza pública en beneficio de la privada y permitiendo, a cambio de pasteleo electoral, que cada cacique de pueblo hiciera su negocio en diecisiete sistemas educativos distintos, ajenos unos a otros, con efectos devastadores en el País Vasco y Cataluña. Y en cuanto al Pesoe que ahora nos conduce a la Arcadia feliz, ahí están las reacciones oficiales, con una consejera de Educación de la Junta de Andalucía, por ejemplo, que tras veinte años de gobierno ininterrumpido en su feudo, donde la cultura roza el subdesarrollo, tiene la desfachatez de cargarle el muerto al " retraso histórico". O una ministra de Educación, la señora Cabrera, capaz de afirmar impávida que los datos están fuera de contexto, que los alumnos españoles funcionan de maravilla, que " el sistema educativo español no sólo lo hace bien, sino que lo hace muy bien" y que éste no ha fracasado porque "es capaz de responder a los retos que tiene la sociedad ", entre ellos el de que "los jóvenes tienen su propio lenguaje: el chat y el sms".
Con dos cojones.
Pero lo mejor ha sido lo tuyo, presidente –recuérdame que te lo comente la próxima vez que vayas a hacerte una foto a la Real Academia Española-. Deslumbrante, lo juro, eso de que " lo que más determina la educación de cada generación es la educación de sus padres", aunque tampoco estuvo mal lo de "hemos tenido muchas generaciones en España con un bajo rendimiento educativo, fruto del país que tenemos ". Dicho de otro modo, lumbrera: que después de dos mil años de Hispania grecorromana, de Quintiliano a Miguel Delibes pasando por Cervantes, Quevedo, Galdós, Clarín o Machado, la gente buena, la culta, la reparada, la que por fin va a sacar a España del hoyo, vendrán los próximos años, al fin, gracias a futuros padres felizmente formados por tus ministros y ministras, tus Loes, tus educaciones para la ciudadanía, tu género y génera, tus pedagogos cantamañanas, tu falta de autoridad en las aulas, tu igualitarismo escolar en la mediocridad y falta de incentivo al esfuerzo, tus universitarios apáticos y tus alumnos de cuatro suspensos y tira p'adelante. Pues la culpa de que ahora la cosa ande chunga, la causa de tanto disparate, descoordinación, confusión y agrafía, no la tenéis los políticos culturalmente planos. Niet. La tiene el bajo rendimiento educativo de Ortega y Gasset, Unamuno, Cajal, Menéndez Pidal, Manuel Seco, Julián Marías o Gregorio Salvador, o el de la gente que estudió bajo el franquismo: Juan Marsé, Muñoz Molina, Carmen Iglesias, José Manuel Sánchez Ron, Ignacio Bosque, Margarita Salas, Luís Mateo Díez, Álvaro Pombo, Francisco Rico y algunos otros analfabetos, padres o no, entre los que generacionalmente me incluyo.
Qué miedo me dais algunos, rediós.
En serio. Cuánto más peligro tiene un imbécil que un malvado.

05 noviembre 2007

Una lengua viva

Para inaugurar la temporada voy a reproducir un artículo de Rafael Padilla publicado en Diario de Cádiz sobre la actividad de la Real Academia Española de la Lengua. El artículo es el siguiente:
"Más allá de los reproches, no siempre surgidos de motivaciones confesables, que permanentemente recibe la Real Academia, ha de reconocerse que su labor en la conservación y modernización de nuestro idioma está siendo ejemplar. En el Preámbulo de la vigesimosegunda edición (2001) del Diccionario de la Lengua Española se contiene una cita de Horacio, tomada de su Arte poética, que define bien los límites y el sentido de los esfuerzos de aquella institución: "Al igual que los bosques mudan sus hojas cada año, pues caen las viejas -observa Horacio-, acaba la vida de las palabras ya gastadas, y con vigor juvenil florecen y cobran fuerza las recien nacidas.[...] Renacerán vocablos muertos y morirán los que ahora están en boga, si así lo quiere el uso, árbitro, juez y dueño en cuestiones de lengua".
Es precisamente el uso, el modo en el que comúnmente nos comunicamos, el mejor criterio para retirar o remozar ciertas piezas o introducir otras nuevas en el prodigioso engranaje de la lengua, patrimonio y responsabilidad de todos, elemento básico de cohesión y punto crítico de confluencia de cualquier comunidad que aspire a seguir siéndolo.
Hoy además, gracias a los avances tecnológicos, esa ingente tarea se facilita y agiliza. La herramienta informática permite una revisión constante e inmediatamente accesible que disminuye el riesgo de anquilosamiento.
No cabe sino felicitar, pues, a las 22 Academias de la Lengua Española por haber presentado recientemente las 4.618 modificaciones que desde junio de 2004 hasta diciembre de 2006 han ido aprobando y que, a partir de ahora, se podrán consultar en la página web del DRAE. El reconocimiento de términos informáticos ( colgar, bus, navegador, descargar), de otros ampliamente difundidos en el ámbito coloquial ( modernez, fisio, neura, nota, subidón, paganini, canguro), de voces procedentes de América ( aeromozo y aeromoza, bluyín, blúmer, panti, nocaut), de palabras provenientes del lenguaje culto ( iridiscencia, reminiscente) o técnico ( jurídicas: inadmitir, supletorio; médicas: artroscopia, colonoscopia; de la física: convector, ionizar; de la química: anodizar, interfase, lisérgico) y de expresiones muy habituales ( animal de bellota, perder aceite, animal político, cuerpo de jota) viene a reiterar el buen cumplimiento -son ya 17.310 las modificaciones desde la última publicación del Diccionario- del compromiso de actualización asumido por los académicos. Todo un modelo de atención, sensibilidad, eficacia y prontitud que uno desgraciadamente echa de menos en otras tantas esferas de nuestra casi siempre impermeable autoridad".

21 mayo 2007

¿Objetivo o subjetivo?

A veces condenamos algunos conceptos dejándonos llevar por la inercia de las opiniones generales o generalizadas y no reparamos en cuestiones que probablemente nos harían cambiar de opinión si las consideráramos detenidamente.
Algo así está ocurriendo con los conceptos de "objetividad" y "subjetividad". Parece que la opinión general es que lo "correcto" es ser objetivo; incluso, si no lo somos en una discusión, nos lo reprochan diciéndonos: "Es que tú no eres objetivo". De tal manera que parece que opinar de manera subjetiva sobre un asunto es algo reprobable.
Nuestro filósofo y escritor Ángel Ganivet, sin embargo, decía: "Yo sería objetivo si me hubieran hecho objeto, pero... me hicieron sujeto". Reconocía así este escritor que la objetividad
es una utopía.
Debemos, pues, conformarnos con ejercerla en las dosis adecuadas adaptándonos a cada situación.
Pero no debemos renunciar a la subjetividad en su justa medida. No hay nada reprobable en
que alguien se incline por una opción determinada de las múltiples que nos ofrece la vida cotidianamente. Pongamos como ejemplo la política o el deporte. Por eso hay militantes en los partidos políticos, hinchas de los equipos de fútbol, ecologistas, admiradores que idolatran a cantantes, actores o deportistas... A fin de cuentas, la subjetividad es la que proporciona los elementos necesarios para la diversidad social en muchos aspectos, ¿ qué sería de nosotros si no existiera esa diversidad?
¿ Se le puede reprochar a Vivaldi su maravillosa subjetividad para interpretar los sonidos de la naturaleza en "Las cuatro estaciones"? ¿ O a Picasso su subjetividad para captar los colores de la vida? ¿ O a Gaudí su subjetividad para entender el mundo de las formas? ¿ O a cualquiera de nuestros poetas para desnudarnos su intimidad?
La subjetividad es patrimonio del Arte; la objetividad, de la Ciencia. Pero no en exclusiva. La vida se compone de las dos disciplinas. Pero no son tan independientes. Mezclemos las dos en las dosis adecuadas y obtendremos un resultado satisfactorio. Y si esto nos conduce a ser más felices... ¿qué hay de malo en ello?

28 abril 2007

DEFENSA DEL ESPAÑOL EN TELEVISIÓN

Periodistas y empresarios reclaman el correcto uso del español en televisión
Un encuentro analiza el empleo del idioma en los medios audiovisuales de España y América
ELOY MADORRÁN - Logroño - 27/04/2007
Periodistas y responsables de medios de comunicación reclamaron ayer la defensa del español "como patrimonio común" en el seminario El español en los noticiarios de televisión a ambos lados del Atlántico, que se celebra en San Millán de la Cogolla (La Rioja). Durante tres días, periodistas de España, México, Argentina y Estados Unidos debatirán sobre la importancia de los informadores como responsables del correcto uso del español.
"Tenemos que hablar como nuestro público, no levantar barreras", opinó en el acto de inauguración del seminario Álex Grijelmo, presidente de la Agencia Efe y vicepresidente de la Fundación del Español Urgente (Fundéu). "Si van a caer precipitaciones en forma de nieve, igual es mejor decir que nevará", añadió. Grijelmo animó a los presentes a utilizar menos anglicismos. Esta costumbre "a veces acrecienta un complejo de inferioridad que sentimos en lengua española que nos hace pensar que lo que nombramos en inglés es más prestigioso", añadió.
Por su parte, Alejandro Echevarría, presidente de Tele 5, después de reconocer que el inglés es un idioma "todopoderoso", sobre todo en las nuevas tecnologías, habló del gran potencial del español, con más de 400 millones de personas que se comunican gracias a esta lengua, y abundó en la necesidad de cuidarlo y de "reivindicar su uso por encima de extranjerismos innecesarios. También intervino el presidente de la corporación RTVE, Luis Fernández, que manifestó que "el idioma es el bien más preciado de una comunidad". Aseguró que las claves para usar correctamente la lengua en televisión son "profesionalidad, trabajo y respeto".
Similar peso que el turismo
Francisco González, presidente del BBVA, cifró en el 15% del PIB nacional el valor económico del español, similar al del sector turístico, y consideró "necesario potenciar el uso del español en Internet, donde se está jugando la posición geoestratégica del futuro". Aludió a la influencia que esta lengua ha conseguido en los últimos años en dos grandes naciones de habla portuguesa e inglesa, Brasil y Estados Unidos. En este último país, más de 44 millones de personas (el 15% de la población) hablan español.
La conferencia inaugural corrió a cargo del periodista mexicano Jacobo Zabludovsky, que resaltó el papel de "maestros" que tienen los informadores, sobre todo los de televisión, ya que "influyen en mucha gente" y por lo tanto, están "obligados a hablar bien". Zabludovsky puso la nota de humor al dudar de quién ha influido más en los humanos, si Gutenberg con la imprenta, o Robert Adler, inventor del mando a distancia para el televisor, por cuyo dominio han sucumbido tantos matrimonios. Negó que la televisión haya empobrecido el idioma aunque use "un vocabulario más restringido".
"La televisión ha cambiado más la percepción y apreciación del ser humano sobre sí mismo y la sociedad que cuanto pudieron hacerlo todas las invenciones de la historia", aseguró. "Creo que la unidad de nuestra lengua va a ser salvada por la televisión", añadió. Reconoció, sin embargo, una cierta impunidad en la forma de hablar, por lo que propuso que haya en las televisiones "un vigilante de la palabra, el equivalente a un corrector de estilo, capaz de enseñar a hablar a quienes lo hacen sin saber".
También ayer la Fundación del Español Urgente (Fundéu) suscribió un convenio de colaboración con cinco medios de comunicación de España, Estados Unidos y Colombia, a los que se unirán en breve la Cadena SER y La Sexta. Ya trabajaba con otros seis. Mediante este acuerdo, los medios reconocen a Fundéu como un organismo capacitado para formar a sus profesionales en el correcto uso del idioma y para velar por los buenos usos idiomáticos en sus productos.

22 abril 2007

IV CONGRESO INTERNACIOINAL DE LA LENGUA ESPAÑOLA

Recientemente ha sido clausurado el IV Congreso Internacional de la Lengua Española. En esta ocasión sus sesiones se han desarrollado en Colombia como homenaje a nuestro maestro de la palabra y Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, colombiano, autor de "Cien años de soledad", novela donde aparece ese lugar imaginario llamado Macondo, fundado por el protagonista José Arcadio Buendía, en un paraje tan antiguo que "las cosas todavía no tenían nombre, y para nombrarlas había que señalarlas con el dedo".
Se han reunido en torno a la Lengua Española académicos de la Real Academia Española junto a representantes de las academias de todos los países hispanohablantes: Colombia, Venezuela, Méjico, Chile, Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador, Uruguay, República Dominicana, Puerto Rico, Costa Rica, Cuba... y un largo etcétera.
Las sesiones han consistido en el análisis del estado actual de la Lengua Española en el mundo, la expansión del castellano, los peligros que lo acechan, las aportaciones de los países hispanohablantes, el respeto a las peculiaridades de cada país, la incorporación de todas estas peculiaridades a una nueva Gramática General de la Lengua Española en la que ya se está trabajando y que se publicará en breve.
Como conclusiones más importantes cabría destacar la constatación de que somos cuatrocientos millones de hispanohablantes en el mundo y estamos en continua expansión pues nuestra Lengua se ha convertido en la más solicitada por los estudiantes de lenguas extranjeras en países no hispanohablantes, por lo que se concluye que el español no sólo es una lengua del pasado y del presente, sino que también con una enorme proyección de futuro.
Los peligros más inminentes vienen de la intromisión de extranjerismos, sobre todo anglicismos, por la preponderancia del inglés en la informática, la proximidad geográfica de los Estados Unidos con varios países de habla hispana y los efectos de la inmigración en este mismo país.
Como remedio las Academias recomiendan algo que venimos repitiendo constantemente a nuestros alumnos: que sólo se utilicen extranjerismos si en nuestra lengua no disponemos de un equivalente.
Por otra parte, la nueva Gramática Española recogerá usos, modismos, estructuras y construcciones que se desarrollan en otros países de habla hispana y que en España, o han caído en desuso o han evolucionado de manera diferente.
En resumen, como toda lengua viva, en permanente evolución, hemos de asumir los cambios que se produzcan a lo largo de los tiempos, pero cuidando la pureza de la lengua y rechazando lo que pueda deteriorarla. En esa línea trabajan las Academias; seguro que tendrán éxito en su ingente labor. Una gran parte de ese éxito depende de nuestra colaboración.

19 marzo 2007

El poder de la palabra

"En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio en Dios ..." (Jn 1, 1-3).
El verbo, la Palabra... ¡ Cuánta importancia le hemos dado desde los tiempos más remotos!
Al margen de consideraciones de tipo religioso o doctrinales, la palabra forma parte desde siempre de la naturaleza humana; es lo que nos distingue de otras especies no racionales.
La palabra como transmisora de "ideas", como instrumento indispensable en la comunicación, como informadora de nuestro pasado, como ilustradora de nuestro presente y como expresión de nuestros anhelos de futuro.
La palabra es capaz de desvelar nuestra intimidad más oculta, por la palabra nos abrimos al mundo exterior, a los demás, a los seres que apreciamos y a los que despreciamos, a los que amamos y a los que odiamos.
Por medio de la palabra podemos sacar lo más ruin y lo más hermoso de nuestra naturaleza.
La palabra puede humillar, ofender, herir, incluso matar; pero al mismo tiempo la palabra puede ensalzar, encumbrar, animar, divertir, acariciar...
Con la palabra se enardecen los ejércitos, se arrastra a las masas, se convence a la persona de su superioridad o de su inferioridad... La palabra persuade y disuade.
Muchos seres humanos han alcanzado la gloria y la inmortalidad por el uso de la palabra; otros han sido perseguidos, encarcelados, excomulgados, exiliados y "ajusticiados" por el uso de la palabra.
La palabra divulga ideas incómodas e incluso peligrosas para algunas personas, instituciones u organismos; otras veces adula al poderoso con la vaga ilusión de obtener algún beneficio material.
En ocasiones anula voluntades, socava opiniones, induce acciones, intenciones y situaciones. Puede convertirse en un arma poderosa para conseguir nuestros objetivos, para destruir a nuestros enemigos, para contentar a nuestros amigos.
A veces desconocemos o despreciamos el poder de la palabra y la usamos de manera inconsciente, provocamos situaciones desagradables y en ocasiones irreversibles.
Por favor, sepamos rectificar a tiempo y no perdamos de vista lo que tenemos entre manos. El poder de la palabra es ilimitado. No la usemos de cualquier manera. Usémosla como expresión de nuestra libertad, pero seamos prudentes para no convertirnos en sus esclavos. Tomemos precauciones inteligentes. Seguro que nos alegraremos.

17 febrero 2007

Hablemos andaluz sin complejos

Los andaluces hablamos perfectamente, los andaluces pronunciamos correctamente todos los sonidos de nuestra lengua, los andaluces no confundimos fonemas alterando la pronunciación, los andaluces no somos personas incultas que no sabemos hablar.
Estas afirmaciones no tendrían cabida en ningún tipo de polémica ni dentro ni fuera de los límites de nuestra Andalucía, si no fuera porque hay personas, incluidas andaluzas, que no hemos sabido dignificar una forma de hablar con unas peculiaridades indudables de las que no tenemos en ningún caso que avergonzarnos.
Claro que no hablamos como las gentes de Valladolid o de Zamora, bueno... ¿ y qué? ¿ Quién les ha otorgado el privilegio de que sean ellos el modelo?
Aquí hemos desarrollado una forma de hablar como resultado de una evolución de siglos y de unas huellas históricas depositadas por las numerosas culturas que han ido conformando nuestra realidad. Sabemos, por ejemplo, que en el Senado Romano llamaban la atención los senadores procedentes de la Bética porque, algunos de ellos al menos, eran "ceceantes". Pero de la misma manera llamaban la atención cuando intervenían gentes de la Galia o de la Britania. Sus intervenciones nunca fueron denostadas por este motivo. Los romanos eran muy respetuosos con las costumbres de todos los pueblos.
Por otra parte, Andalucía es una región muy extensa, eso implica que no se habla igual en todas la zonas. Pero sí hay fenómenos lingüísticos que por la extensión de su práctica se pueden considerar más o menos generales, como el "ceceo", el "seseo", la aspiración de la "j", de la "h" y de las "s" finales de sílaba o de palabra, la abertura de vocales finales para indicar el plural, el "yeísmo", la suavización del fonema "ch", la supresión de consonantes intermedias por pura economía lingüística, la simplificación de palabras... Fenómenos que, igualmente, no son ajenos a otras lenguas como el inglés, el francés o el alemán.
Además, nuestras condiciones climáticas también influyen en nuestra manera de articular. Nuestro clima seco y caluroso condiciona, en parte, nuestra relajación a la hora de articular algunos sonidos que para pronunciarse con mayor rigidez necesitan una adecuada lubricación de los órganos articuladores. Me imagino las dificultades que sufrirían los soldados alemanes de Rommel en el desierto, en la campaña de África durante la II Guerra Mundial. ¿Cómo se puede hablar alemán en esas condiciones?
Aquí el problema es que, al parecer, no todos estamos convencidos de la tarea de dignificar lo nuestro y sacarlo del desprestigio social en que, a veces, nosotros mismos lo hemos sumergido. Es patético observar cómo locutores y presentadores de medios de comunicación, sobre todo locales, se esfuerzan por aparentar un "castellano perfecto", pero en cuanto se relajan un momento les sale la vena andaluza.
Hablemos andaluz sin complejos y que nadie nos dé lecciones, que los andaluces llevamos siglos dando al mundo lecciones de filosofía, astronomía, física, medicina, agricultura, aritmética, gramática, literatura, música, navegación, aquitectura, danza... y, sobre todo, de amabilidad, sensibilidad y humanidad.

13 enero 2007

Por la PAZ, por la LIBERTAD, CONTRA EL TERRORISMO

Por la PAZ, por la LIBERTAD, CONTRA EL TERRORISMO. Aquí también. Homenaje a las víctimas, que somos todos. De Miguel Hernández, "Vientos del pueblo":


"Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.


Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.

No soy de un pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.

¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?

Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airosos como las alas;
andaluces de relámpago,
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas:
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas.
Crepúsculo de los bueyes
está despuntando el alba.

Los bueyes mueren vestidos
de humildad y olor de cuadra:
las águilas, los leones
y los toros de arrogancia,
y detrás de ellos, el cielo
ni se enturbia ni se acaba.
La agonía de los bueyes
tiene pequeña la cara,
la del animal varón
toda la creación agranda.

Si muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba.

Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas."