Departamento de Lengua Castellana y Literatura

Información y comentarios del Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES La Jarcia de Puerto Real-Cádiz (España)

17 diciembre 2006

¿Lenguaje sexista?

En esta ocasión voy a reproducir un artículo aparecido en la prensa hace unos días del profesor de la Universidad Complutense y Académico de la Real Academia Española de la Lengua Ignacio Bosque sobre este tema. He suprimido algunos párrafos que no vienen al caso porque se trata de una réplica a un artículo anterior de Amparo Rubiales.
D. Ignacio Bosque dice lo siguiente:
" Muchas personas parecen entender que, al igual que en el Congreso se hacen las leyes que regulan la convivencia entre los ciudadanos, en la Real Academia se crean las leyes del idioma. No es así. Las palabras no significan lo que significan porque lo diga el diccionario o porque así lo hayan decidido los académicos en conciliábulo. Los principios que articulan la estructura de la gramática tampoco son como son porque los hayan acordado los académicos, sea con la participación de las mujeres o sin ella. Las lenguas no son, en suma, el resultado de un conjunto de actos conscientes de los individuos.
(...) Varias personas han propuesto que la RAE debería adoptar como norma el desdoblamiento generalizado (niños y niñas, españoles y españolas, diputados y diputadas,etc.). En la próxima Gramática que prepara la RAE, junto con las demás Academias de los países hispanohablantes, se va a proponer que el desdoblamiento se limite a las situaciones en las que su ausencia podría ser malinterpretada, como en la expresión Los españoles y las españolas pueden servir en el ejército. Entendemos que recomendar el desdoblamiento generalizado sería un error, y no sólo por razones de economía lingüística, sino sobre todo porque los hechos demuestran que las mujeres no se sienten discriminadas por el uso del masculino en la mayor parte de los casos. Si una señora le pregunta a una amiga suya a la que no ve desde hace tiempo cómo están sus hijos, esta no va a pensar que está discriminando a sus hijas. Ninguna de la dos entenderá, además, que la pregunta apropiada tendría que haber sido ¿Cómo están tus hijos y tus hijas?, y mucho menos (para evitar el desdoblamiento) ¿Cómo está tu descendencia?
(...) Nadie propone que la Organización de Consumidores y Usuarios pase a llamarse Organización de Consumidores, Consumidoras, Usuarios y Usuarias, o que el mércoles deje de ser el día del espectador para ser el día del espectador y la espectadora. (...) Como nadie rechaza el uso del pronombre todos que hace el artículo 15 de la Constitución Española (Todos tienen derecho a la vida).
(...) Existe el lenguaje sexista,pero no son discriminatorias expresiones como el nivel de vida de los peruanos o el horario de atención a los alumnos. En ellas no se menciona expresamente a las mujeres, pero están -obviamente- comprendidas. No debe sorprender que un buen número de catedráticas y profesoras titulares de Lingüística y de Lengua de nuestras universidades entiendan que en esas expresiones no hay discriminación, y este juicio no afecta en lo más mínimo a su compromiso con la defensa de los derechos de la mujer. Como es obvio, también se usa el hombre para designar al ser humano, o el oso para designar cierto plantígrado, sea cual sea su sexo. Podrían añadirse infinidad de ejemplos similares.
En estos y otros muchos casos las palabras no discriminan a las mujeres. Lo hacen, en cambio, las prácticas sociales y (todavía) algunas leyes. El uso del masculino como término no marcado puede ser insuficiente en ciertos contextos, pero de ahí no puede concluirse que "el masculino no engloba a las mujeres". El problema ni siquiera tiene que ver con el género. No hay error en la expresión Pasé allí cinco días por el hecho de que no se diga ... con sus correspondientes noches, ya que el término día tiene dos sentidos: abarca la noche en uno de ellos, y sólo el tiempo en que el sol está sobre el horizonte en el otro (en cierta forma, como ocurre con los alumnos o los peruanos).
La Academia describe los usos lingüísticos que surgen y se extienden, y recomienda los que entiende que se van asentando en la lengua culta. En ningún caso construye o crea el código lingüístico al que esos usos corresponden. Por ejemplo, sobre la palabra jueza dirá la próxima Gramática que es de uso común en la Argentina, Venezuela o Costa Rica, entre otros países, si bien no se ha extendido en México ni en España.
Tampoco crea la RAE las reglas de la gramática. Es un error pensar que la expresión unos a otros es discriminatoria si se aplica a un grupo formado por hombres y mujeres, y no sería sensato pedir a la Academia que cambie las reglas de la concordancia de género y número del español, similares a las de las demás lenguas románicas.
Carece de fundamento la visión de la RAE como una institución insensible a los cambios que marcan el progreso de la sociedad, y es profundamente injusto decir que "sigue defendiendo el lenguaje sexista". La RAE no incorpora las palabras a su diccionario hasta que adquieren vida propia en la comunidad, pero no puede deducirse de ello que la Academia no sigue el compás de la sociedad.
(...) Nadie negaría que una parte importante de la estructura de la sociedad se refleja en el lenguaje, pero las convenciones del código lingüístico con el que nos comunicamos no son
reflejo directo de la sociedad. Para dirigirse a una directora general en Francia alternan Madame le directeur général y Madame la directrice général. Muchas francesas prefieren la primera opción y no consideran discriminatorio ese tratamiento. Lo que sí consideran injusto es que no sea mayor el número de las mujeres a las que corresponde alguno de los dos".
Sólo me queda añadir que estoy totalmente de acuerdo.