Departamento de Lengua Castellana y Literatura

Información y comentarios del Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES La Jarcia de Puerto Real-Cádiz (España)

30 octubre 2006

LAS DOCE SONARON EN EL RELOJ DEL POSTIGO

Tradicionalmente las doce de la noche es la hora de las brujas, la hora en la que los muertos vuelven de sus tumbas para mezclarse con los vivos, la hora preferida para celebrar Halloween o la noche de los difuntos como se conoce en nuestro país. Y que mejor ocasión que hacer referencia a una historia muy relacionada con esta fecha. Me estoy refiriendo a una de las exquisitas LEYENDAS del sevillano Gustavo Adolfo Bécquer, El Monte de las Ánimas, relato que tiene lugar en la madrugada del 1 de noviembre.
Este autor posromántico supo reflejar en este tipo de composiciones uno de los rasgos más característicos de dicho movimiento: la creación del Locus Terribilis, de la atmósfera terrorífica.
Detenernos en todos los detalles de esta leyenda y su relación con las historias de terror es dedicar demasiados capítulos al tema. No obstante, me gustaría dedicar algunas líneas al poder que Bécquer otorga a sus palabras y cómo las selcciona minuciosamente creando un personaje esencial para la catársis final: EL VIENTO.
Es curioso como el sonido del viento es el que va originando una escena terrorífica arrastrando toda una serie de ruidos a su paso desde el exterior al interior de la habitación de la protagonista. Beatriz siente cómo este "personaje" arrastra las campanadas del reloj, el ladrido de los perros, las voces de ultratumba que susurran su nombre, el chirrido de ventanas y puertas, el crujir de los huesos, las pisadas, y es el propio viento quien arrastra el espíritu de Alonso. Ella no sólo se enfrenta a la presencia de algo paranormal, sino también a su incredulidad y a su sentimiento de culpabilidad por haber desencadenado con su caprichosa actitud la terrible muerte de su primo y amado.
Ya hemos comentado que Beatriz siente el terror, y es éste otro aspecto importante para acrecentar el miedo. El autor supo plasmar a la perfección qué se siente cuando se está asustado. El miedo se puede oír, se puede ver y se puede palpar. Y esto es exactamente lo que le pasó a Beatriz. Ella murió de miedo, se condenó a la eternidad.
Las palabras son poderosas, pero la mente lo es más aún. En esta leyenda, a través de la lengua, se puede predecir el final. Todo conlleva a la muerte: amarillentos cráneos, huesos, difuntos, ánimas, maldición, tumba, sangre, aullido de lobos y perros, el replique de las campanas, ..., y el silencio. ¿O no es cierto que lo que nos puede aterrorizar más es la oscuridad de la noche y el silencio? ¿Habrá alguien ahí cuando creemos estar solos? Esto mismo pensó Beatriz. Juzguen ustedes mismos.
Recomiendo las siguientes lecturas para una noche como ésta:
Leyendas de Bécquer, Drácula de Bram Stoker, Cuentos fantásticos del siglo XIX (Colección de Italo Calvino), Narraciones extraordinarias de Edgar a. Poe, y por supuesto no puede olvidarse en la noche de Todos los Santos, Don Juan Tenorio de José Zorrilla.
Pásenlo de miedo y espero que no suenen las doce en el reloj del Postigo.

28 octubre 2006

¡Por fin!

Bueno, ya parece que voy a formar parte de este blog, a pesar de "esos problemitas debidos al despite". Dentro de poco escribiré algún que otro articulillo. Muchas Gracias.

22 octubre 2006

Los "registros" del lenguaje

Entendemos por "registros" del lenguaje los distintos usos que hacemos del mismo dependiendo de la situación en que nos encontremos.
Hay una cuestión a la que no siempre encontramos una respuesta clara: ¿Debemos corregir continuamente a nuestros hijos, a nuestros alumnos por su forma de hablar?
Tal vez tendríamos que plantearnos otras preguntas para responder a la anterior: El lenguaje ¿no lo usamos para comunicarnos, para expresar lo que sentimos, lo que llevamos dentro? El sistema que usan los jóvenes y los mayores ¿funciona? ¿Es conveniente desaprovechar ni siquiera una de las posibilidades que la lengua nos facilita?
Entonces... ¿A qué viene dramatizar la situación? ¿No es hora de romper algunos moldes caducos y trasnochados?
La clave a todas estas cuestiones seguramente está en el equilibrio, en saber utilizar en cada momento el registro adecuado.
Usamos un registro "familiar" para hablar en casa con nuestros padres, con nuestros hijos. Hay un registro "coloquial" para hablar con nuestros amigos en conversaciones informales. Y existe un registro "formal" para las ocasiones serias y los momentos transcendentes de nuestra vida.
Es posible dominar cada situación y adecuarse a ella con un equilibrio inteligente. No podemos presentar un "curriculum vitae" solicitando un puesto de trabajo en lenguaje coloquial; como no podemos presentarnos a una boda de compromiso en bañador y chanclas. Es cuestión de sentido común y de buena educación.
¿Y qué me dicen ustedes de la forma de escribir en los mensajes de móviles y en los chateos por Internet?
Seguramente se le puede aplicar todo lo dicho anteriormente. Es un lenguaje coloquial escrito.
El problema se plantea cuando estos registros se utilizan como sustitutos del "formal".Hay que saber adecuar cada uno a su momento.
Claro que los registros "coloquiales" se aprenden de forma natural en la calle, en el contacto cotidiano con los demás. Mientras que para dominar el registro "formal" necesitamos cultivarlo con el estudio y con la lectura.
Nuestra tarea consiste en conseguir que los jóvenes entiendan que el estudio y la lectura también son métodos naturales. Ahí está la dificultad, pero si lo conseguimos habremos ganado una batalla importante.
Aproximar el lenguaje "coloquial" al "formal", dentro de lo posible, sería lo ideal; pero sin llegar a ser lo mismo; lo contrario nos haría caer en la pedantería y en el más detestable de los ridículos.

18 octubre 2006

Felicitamos al Administrador

Desde el Departamento de Lengua felicitaciones al Administrador de nuestra página Web por el premio conseguido. Felicitación que hacemos extensiva a todos los que colaboran en ella. Ánimo y a seguir mejorando.